La relación entre Estados Unidos y China, las dos economías más grandes del mundo, acaba de entrar en un nuevo capítulo de tensión tras la asunción de Donald Trump como presidente. Con un historial de políticas proteccionistas y guerras comerciales, se vislumbra a futuro un contexto de alta volatilidad global que puede transformarse en una oportunidad histórica para quienes estén en condiciones de aprovecharla.
En este escenario global, no exento de desafíos y amenazas, Argentina tiene el potencial de transformarse en un jugador global en determinados sectores e industrias.
En primer lugar, el agro argentino tiene la potencialidad de convertirse en un sector verdaderamente dinamizador. En el ultimo tiempo, la política cambiaria argentina genero una serie de defaults e incumplimientos en un sector que reclama competitividad vía devaluación o vía reducción de impuestos. Sin embargo, las condiciones externas son inmejorables. Por caso, China importa anualmente más de 100 millones de toneladas de soja, siendo el principal mercado mundial para este commodity. En 2024, la producción de soja en Argentina alcanzó las 48 millones de toneladas, de las cuales el 70% se destinó a la exportación. Si Estados Unidos, otro importante productor, aumenta los aranceles a China como Trump ha insinuado, la soja argentina podría consolidarse como la alternativa natural. Dependerá de los policy makers argentinos establecer el marco adecuado para aprovecharla.
La minería es otro sector del que Argentina podría sacar provecho. Nuestro país forma parte del «triángulo del litio», junto con Bolivia y Chile, una región que concentra el 56% de las reservas mundiales de este mineral estratégico para la producción de baterías y vehículos eléctricos. En 2024, las exportaciones de litio de Argentina superaron los US$ 1.200 millones, con una proyección de crecimiento anual del 25%.
China, el líder global en la fabricación de baterías, busca diversificar su suministro de litio ante la posibilidad de restricciones por parte de Estados Unidos. Por otra parte, el país norteamericano en su competencia por liderar la transición energética busca el mismo camino de diversificación. Esto coloca a Argentina en una posición privilegiada para atraer inversiones en exploración y desarrollo minero.
La energía es otro importante sector con potencial. Los yacimientos de shale gas en Vaca Muerta, representa otra gran oportunidad. En 2024, las exportaciones de gas natural licuado (GNL) de Argentina alcanzaron los US$ 1.100 millones, pero con inversiones adicionales en infraestructura, como las que se han anunciado en este 2024, el país podría duplicar esta cifra en los próximos cinco años.
Tanto Estados Unidos como China buscan reducir su dependencia energética. En el caso del país americano, Trump buscara reducir las importaciones de Rusia y en menor medida de China. Empresas americanas como Chevron o Exxon Mobil, que ya cuentan con presencia en Argentina, podrían incrementar sus inversiones. El presidente americano fue claro en su discurso de apertura: vuelve la política del “Drill, Baby, Drill”.
Los presidentes de la Argentina y los Estados Unidos han manifestado tener una buena relación personal y coincidencias ideológicas. En el contexto LATAM, Argentina puede liderar políticamente un alineamiento con los Estados Unidos, por delante de países como Brasil o México, que si bien cuentan con economías mas grandes e influencia en la zona, no poseen la cercanía ideológica que si tiene Milei con Trump
Un alineamiento político con Estados Unidos podría favorecer desembolsos de organismos internacionales que tienen como objetivo la mejora de las condiciones de infraestructura o el acceso al financiamientoo. Esto debido a la conocida la influencia americana en organismos como el FMI o el BID.
Las ventajas de un alineamiento político con Washington también seria favorable de manera indirecta a la industria del Agro. Estados Unidos se caracteriza por su innovación tecnológica en alimentos, y una buena relación entre los dos países podría generar acuerdos de cooperación estratégica con empresas como Monsanto o John Deere, lideres del sector.
A pesar de estas oportunidades, Argentina debe superar varios obstáculos para capitalizar este contexto global. Los altos costos logísticos e impositivos, la política cambiaria, la falta de infraestructura adecuada y las barreras burocráticas limitan la competitividad del país en los mercados internacionales.
Por ejemplo, el costo de exportar un contenedor desde Argentina es un 65% más alto que el promedio regional, según datos del Banco Mundial. Además, las inversiones necesarias en infraestructura portuaria y ferroviaria superarían los US$ 10.000 millones en los próximos diez años.
La dependencia excesiva de un solo mercado es otra gran debilidad. Argentina debe diversificar sus mercados de exportación, fortaleciendo relaciones comerciales con otros socios estratégicos como India y la Unión Europea, que también buscan reducir su dependencia de China y Estados Unidos en este contexto. Frente a las tensiones entre Estados Unidos y China, establecer a la Argentina como un destino confiable de inversiones para capitales extranjeros seria claramente una gran oportunidad.
Este nuevo contexto global no debe verse solo como un capitulo mas de una guerra comercial, sino como la reconfiguración del escenario global que posicionara a los países que sepan adaptarse. Argentina tiene una nueva oportunidad histórica, pero deberá tener un enfoque estratégico. La pregunta no es si Argentina podría sacar provecho de este contexto, sino si estará preparada para hacerlo.
El autor es Financial Advisor, abogado y y Lic. en Finanzas.