Nvidia es la mayor empresa de alta tecnología de EE.UU y del mundo, creadora y productora de los semiconductores o “chips” de avanzada, que es el artefacto clave para el despliegue en gran escala de la Inteligencia artificial, que es la tecnología fundamental de la 4ta Revolución Industrial, y por lo tanto de la acumulación capitalista del siglo XXI.
En el dominio de esta tecnología, y por lo tanto primordialmente en lo que se refiere a los “chips” o semiconductores, es que se manifiesta con mayor agudeza la puja entre EE.UU y China, que se encuentra en el núcleo de la crisis tarifaria desatada por el presidente Donald Trump.
Nvidia ha informado que este año perdería ganancias por U$S 5.500 millones, provocada por las restricciones impuestas por EE.UU en sus ventas de “chips” a China.
Sucede que uno de los principales compradores de los productos de Nvidia en la República Popular es DeepSeek, la disruptiva “Start-up” que ha creado “chips” de tecnología equivalente a la norteamericana, pero con costos que son sólo 15% de éstos.
Esto ha establecido un nuevo estándar mundial de competencia en el terreno de la tecnología decisiva del siglo XXI; y por eso – como era inevitable que ocurriera – el Congreso norteamericano ha intervenido ante Nvidia en lo que considera una cuestión de estricta “seguridad nacional”.
Todo esto surge del hecho de que el sistema transnacional de producción, que es la infraestructura básica del capitalismo globalizado, ha adquirido una complejidad cada vez más densa que se intensifica a medida que se acelera la integración mundial del sistema, que ahora se realiza al ritmo más que instantáneo de la Inteligencia artificial (IA).
Nvidia le vende a una red de compradores, la mayor parte norteamericanos, encabezados por Dell y Supermicro, que a su vez tranzan a través de “servers” en las que tienen su sede y se procesan innumerables clientes, todos ellos protagonistas de 1era línea del mercado mundial de semiconductores o “chips”.
China es el principal comprador de semiconductores o “chips” del sistema mundial, por una cifra que ascendió a U$S 400.000 millones en 2024, lo que significa en otros términos que ellos le compran a los innumerables clientes que tiene Nvidia en el mundo.
Singapur, por ejemplo, que tiene sólo 8 millones de habitantes, compra en el mercado mundial 18% del total de los “chips”; y muchas de las empresas presentes en el mercado de Singapur son compañías norteamericanas o subsidiarias de ellas, que se especializan en venderlos a EE.UU y Taiwán, pero no lo hacen a China, impedidas de hacerlo por las restricciones impuestas por el gobierno de Biden o de Trump debido a razones de “seguridad nacional”. Pero la masa de las compras de Singapur están destinadas en forma directa a la República Popular.
Aquí no hay conspiración alguna, sino el hecho estructural de que las cadenas transnacionales de producción – el capitalismo transnacionalizado del siglo XXI – traspasa todas las fronteras y penetra la totalidad de las aduanas, incluyendo las de EE.UU.
DeepSeek, arquetipo de una “Start-up” altamente disruptiva, está conectada en la República Popular a China Mobile, la mayor empresa de telecomunicaciones del país; y ésta a su vez está vinculada estructuralmente con el Ejército Popular de Liberación – el Pentágono lo ha confirmado con extrema precisión -; pero lo evidente es que nada de esto es producto de una conspiración o responde a una intencionalidad malévola originada en el Partido Comunista Chino, sino la consecuencia directa de la extrema complejidad que han adquirido las cadenas transnacionales de producción, y en 1er lugar las encabezadas por las compañías “high tech”.
Lo que está en marcha en el mundo en materia de alta tecnología es la “lógica de las cosas”, el brutal determinismo que empuja la revolución de la técnica, que es la fuerza de fondo, absolutamente endógena, del sistema capitalista en el siglo XXI.
La valuación bursátil de Nvidia asciende a U$S 3 billones, y es superior a Apple y Microsoft; y en sólo 1 mes, que fue marzo de este año, cuando irrumpió DeepSeek, Nvidia perdió U$S 600.000 millones en su stock accionario.
DeepSeek informó que su extraordinaria innovación la hizo con “chips” H800 fabricados por Nvidia, cuya venta está expresamente autorizada por el gobierno norteamericano para el mercado chino.
Esto significa que EE.UU y en 1er lugar su extraordinario sistema de Inteligencia cumplió con todos los recaudos pero fracasó en lo esencial, que es descubrir el milagro de la innovación en el sistema capitalista.
En definitiva, si hay una batalla perdida es la que tiene todo intento de regular al capitalismo contra su lógica hondamente disruptiva.
No hay ningún país autosuficiente en el mundo de hoy en materia de alta tecnología; y ésta tiene por necesidad, sobre todo en los sectores de punta, un carácter cooperativo.
Siempre se impone la innovación disruptiva en el capitalismo de avanzada, donde la regla es la instantaneidad, lo que obliga a restringir y flexibilizar cada vez más el criterio de la “seguridad nacional”.
El fenómeno Nvidia, y su destino, es el comienzo y el fin de todo esto.