En las últimas semanas, distintos bancos comenzaron a advertir sobre el aumento de la morosidad en los préstamos personales y en el pago de las tarjetas de crédito. Aunque coinciden en que los niveles actuales no son alarmantes, lo que genera inquietud en el sistema bancario es la velocidad con la que están creciendo.
Según datos oficiales del Banco Central (BCRA), la morosidad del crédito al sector privado alcanzó el 2,58% en mayo, lo que representa un incremento de 0,74 puntos porcentuales en comparación con el mismo mes del año pasado. “El mayor aumento se dio en el segmento de familias, que pasó de 2,76% a 4,48%, mientras que en el caso de las empresas se redujo de 1,12% a 1%”, detalló la consultora Econviews.
El BCRA destacó en su informe sobre bancos que, pese a la suba reciente, el ratio de irregularidad de la cartera total del sector privado sigue por debajo del promedio de los últimos 20 años, que fue del 3,1%.
Este repunte en la morosidad ocurre en un contexto de reactivación del crédito al sector privado, tras varios años en los que los bancos destinaron la mayor parte de los depósitos al financiamiento del Tesoro. Esa dinámica permitió que el crédito, medido como porcentaje del producto, se duplicara en el último año: pasó de representar el 4% del PBI al 9%. Sin embargo, continúa en niveles muy bajos en comparación con el resto de los países de la región, donde el crédito al sector privado supera el 50% del producto.
“La foto actual del nivel de morosidad no asusta, porque sigue siendo baja y no se asemeja a la de ninguna crisis reciente. Es un nivel bastante normal, considerando de dónde venimos. Lo que sí hay que observar es la dinámica y el momento en el que ocurre: estamos todavía en pleno boom crediticio”, señaló en reserva un economista que forma parte del sistema financiero.
“En general, la gente no deja de pagar la primera o segunda cuota. Las dificultades aparecen más adelante. Los créditos nuevos tienen menor morosidad, que luego aumenta a medida que maduran”, explicó.
En uno de los principales bancos privados coincidieron en que la preocupación principal no es el nivel en sí, sino la velocidad con la que crece la mora. “En el segmento corporativo no vemos mayores inconvenientes. Hay algunos casos puntuales en el agro, vinculados al manejo financiero de esas empresas. En general, el aumento de la morosidad está concentrado en el segmento retail —préstamos personales— y en el pago de tarjetas de crédito”, explicaron.
En otra entidad señalaron que si bien los niveles actuales aún no son altos, el incremento encendió alertas y está llevando a una política más cautelosa en la concesión de nuevos créditos. De hecho, el crecimiento de los préstamos en pesos se desaceleró del 10% mensual al 3%.
“Todavía hay crecimiento, pero a un ritmo más moderado. Igualmente, era algo previsible, considerando que partíamos de niveles de crédito muy bajos”, apuntó un economista jefe.
Al analizar las causas del aumento en la morosidad, los analistas señalan el impacto de una mayor tasa de interés real en un contexto de desaceleración inflacionaria. “El consumidor estaba acostumbrado a que las cuotas se licuaban. Con la inflación más baja, las tasas reales quedaron altas y la deuda se vuelve más pesada”, explican.
A eso se suma una recuperación de la actividad económica que no es homogénea entre sectores. Mientras agro, energía y minería muestran buen desempeño, sectores más intensivos en mano de obra —como comercio, construcción e industria— aún no alcanzan los niveles de actividad de 2023.
“Hay sectores que ya recuperaron su poder adquisitivo, pero los deciles de ingresos más bajos todavía no. Y eso se refleja en mayores dificultades para pagar la tarjeta o los créditos. Les está costando más”, señalaron desde una entidad.
En otro banco explicaron que la suba de la morosidad no debe verse como un problema en sí mismo, sino como parte del proceso de transición de un sistema financiero pequeño y básicamente transaccional hacia uno más desarrollado.
“Todos los bancos estamos transformando nuestros balances: estamos descargando los títulos del BCRA para volver a nuestro rol principal, que es la intermediación financiera. Fue un cambio abrupto, por eso el aumento de la mora es natural. Lo anterior era tan bajo que prácticamente no tenía sentido”, comentaron, también en reserva.
Las entidades coinciden en que, hasta ahora, los créditos se otorgaron con liquidez previamente colocada en el sector público. Pero hacia adelante, deberán salir a competir por los fondos de los ahorristas.
Por el momento, mientras la inflación esperada para los próximos 12 meses se ubica por debajo del 20%, los bancos están pagando en promedio una tasa nominal anual del 30% para los plazos fijos a 30 días. En contraste, el costo financiero total de un préstamo personal supera el 100%.