Milei, lo viejo, lo nuevo y lo de siempre

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El sentido común es un campo de batalla. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite todos los sábados de 12 a 14 por Radio Con Vos 89,9.

Sábado 16 de agosto 12:23

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  •  Hay varios “sentidos comunes” que se fueron construyendo a lo largo del último tiempo y que, indudablemente, fueron utilizados por la derecha radical que gobierna nuestro país. Partamos de una definición: aunque a veces parezcan “naturales” —de ahí en parte obtienen su fuerza—, los sentidos comunes son construcciones sociales, históricas, ideológicas y hasta políticas.
  •  Los libertarianos de Milei hicieron uso de esos sentidos comunes —hay que reconocerle ese mérito—, los aprovecharon para darle cierto sustento discursivo a su proyecto reaccionario.
  •  ¿De qué hablo? Bueno, de esas ideas simples, que tienen la apariencia de verdades “eternas”, obvias, lógicas, irrefutables. Por ejemplo, que “nadie puede gastar por encima de sus posibilidades”. Es lo que supuestamente venía sucediendo en la Argentina y, por lo tanto, había que hacer un ajuste “que pusiera las cosas en su lugar”.
  •  Es cierto, nadie puede gastar por arriba de sus posibilidades, pero, sin embargo, hay algunos que gastan por encima, muy por encima, y otros muy por debajo de sus posibilidades. Precisamente son los que producen muy por debajo de sus posibilidades los que consumen muy por encima, porque se aprovechan de los que trabajan muy por encima de sus posibilidades y cobran mucho menos de lo necesario para cubrir sus necesidades.
  •  Porque otro sentido común podría afirmar que “a nadie se le puede pagar menos de lo que vale su trabajo”. Sin embargo, eso es lo que sucede minuto a minuto en este sistema: se paga el valor de la fuerza de trabajo y no todo el trabajo. La diferencia, según la ciencia tiene un nombre y se llama plusvalía. Obvio, hay mucha gente interesada en que esto no se transforme en un “sentido común” y mejor que se sostenga como el secreto mejor guardado.
  •  Otra idea: la idea de “libertad” o “autonomía” (que toda persona aspira a tener) fue dirigida por la derecha contra toda forma de intervención estatal y como sustento, también, de la necesidad de un recorte o un ajuste.
  •  Claro, se apoyan en “núcleos racionales” o aspectos de verdad que tienen esas afirmaciones porque, en relación a este último punto, en el marco de un sistema impositivo que es totalmente regresivo, muchos comerciantes, pequeños o medianos, o incluso trabajadores autónomos, si cumpliesen con todas las normativas y requerimientos, muy probablemente no podrían sostener su actividad. Mientras tanto el reclamo “contra los impuestos” en general termina capitalizado por los verdaderos beneficiarios finales de ese planteo que son los grandes empresarios. Entonces, ese malestar contra una forma específica de Estado, se induce o se digita contra toda forma de actividad o intervención pública que, en este régimen político, se viabiliza a través de este Estado.

    El repudio a determinados aspectos específicos del Estado (de regimentación o autoritarismo o un régimen impositivo regresivo) se amalgama en un rechazo general a todos los aspectos del Estado, incluidas algunas funciones sociales como la educación, la salud o, incluso, la asistencia social, que son conquistas históricas de acciones colectivas que cristalizaron en determinadas instituciones que sirven a toda la sociedad.

  •  Obvio, cuando los gobiernos que dicen defender estas instituciones, las desfinancian, las denigran o las ajustan facilitan que se instale esa idea de que “lo estatal” y por ende lo público, no sirven para nada.
  •  El sentido común en torno a la idea de “casta” es otro ejemplo. La existencia de un sector privilegiado que es distante de las personas comunes, del pueblo y que tiene privilegios, también fue astutamente aprovechada por Milei. Contiene núcleos de verdad que, acontecimientos como la fiesta de Olivos durante el Gobierno de Alberto Fernández en el momento más oscuro de la pandemia dejaron en evidencia. Ya sé, Milei insultó a una casta para unirse con un sector de esa misma casta y para servir a la madre de todas las castas, es decir, a la casta empresaria. Es así, pero en su momento funcionó.
  •  Con la organización colectiva pasó algo similar. El abandono de parte de la dirigencia de los grandes sindicatos a los trabajadores precarios (ex trabajadores o hijos de ex trabajadores de esos mismos sindicatos) dejó servida la idea de que los gremios están construidos para beneficiar a una dirigencia que está alejada de los intereses, no sólo de sus bases, sino de todos. Y también tiene un núcleo de verdad ahí porque, en muchos casos, es así, aunque los sindicatos sean mucho más que la “casta” que los dirige.
  •  A ver, aclaremos una cuestión: los medios fueron facilitadores para que Milei lograse esta ubicación o esta pole position en la oferta de la política. Milei no fue sólo un fenómeno mediático, pero no se puede entender sin los medios. Y tampoco sin quienes lo ayudaron porque “dividía a la derecha”. Desde esa posición logró capitalizar esos sentidos comunes.
  •  Ahora, hay un sentido común más amplio y que se desprende del rechazo a muchas de estas representaciones de las que vengo hablando y es sobre lo nuevo y lo viejo.
  •   Milei se presentó como el outsider, como un excéntrico (literalmente, “fuera del centro” o “alejado del centro”) como alguien nuevo contra todo lo viejo. Logró vender —como se dice— vino viejo en odres nuevos.
  •  ¿Qué es lo nuevo? Existió y existe en la mayoría de la sociedad argentina una aspiración a algo nuevo, sobre todo por rechazo a todo lo que hubo hasta ahora, pero, otra vez ¿qué es lo nuevo?
  •  Esto se discute mucho, sobre todo en la oposición a Milei y especialmente en el peronismo. Se dice: “No, lo que pasa es que no hay caras nuevas”. Y es cierto a medias, porque lo que verdaderamente faltan son propuestas nuevas, “nuevas canciones”, dijo alguien que al otro día se puso a tocar una que sabemos todos.
  •  ¿Qué son las propuestas nuevas? Lo verdaderamente nuevo, son las ideas nuevas. No se trata de personas que necesariamente hayan llegado ayer o antes de ayer a la política para subordinarse a los mismos de siempre. Eso fue Milei, vino de afuera del sistema político para ubicarse en el centro de la defensa del sistema social.
  •  Lo nuevo, la “novedad explosiva” como le escuché decir al ensayista Eduardo Gruner, son referentes o representantes que no estén vinculados a ninguna casta, que no tengan ningún lazo con el sistema. La novedad es algo que sea distinto a todo lo que hubo, no necesariamente que haya llegado hace diez minutos para hacer lo que hicieron otros, pero peor. Los improvisados no son garantía de nada y el sentido común, como todo en esa sociedad, es un campo de batalla.
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    Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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