“En estos días”, fueron las palabras de fuentes judiciales que investigan las casi 100 muertes por fentanilo contaminado, tras ser consultadas por los tiempos en que tendrán los resultados de dos pericias esperadas con ansias hace semanas, que podrían ser decisivas en la definición de posibles imputados en esta causa.
En realidad, no son estrictamente dos las pericias sino muchas más, pero pueden dividirse en dos grupos. Por un lado, las varias pericias (tantas como fallecidos se determinen, aunque quizás todo se termine compilando en un informe) que aportarán los expertos del cuerpo médico forense, dependiente de la Corte Suprema de Justicia. Por el otro, la que emitirá el Instituto Malbrán en base a lo que en el mundo farma llaman “batch record” de los laboratorios cuestionados.
Antes de profundizar en esos informes, vale la pena remarcar que los tiempos de finalización de estas pericias adquirieron peso propio en las últimas jornadas. En particular, tras la ofensiva del Gobierno nacional contra Ernesto Kreplak, el magistrado del Juzgado Federal Nº3 de La Plata a cargo de esta investigación, a quien -por redes sociales y mismo el Presidente Javier Milei en un acto reciente- amenazaron con una posible recusación, si no ordena en lo «inmediato» la detención de Ariel García Furfaro, responsable de los laboratorios bajo la mira, HLB y Ramallo, por la producción del fentanilo contaminado con dos tipos de bacterias multirresistentes a antibióticos. Kreplak es hermano del ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
Como reportó este medio, esas objeciones a los pasos que va dando la Justicia no se condicen con la posición que difundieron los familiares de buena parte de los 96 fallecidos que recibieron fentanilo contaminado, quienes no sólo apoyan a Kreplak sino que ven con optimismo los pasos que va dando la investigación, más allá de la ansiedad lógica, manifestada también en numerosas oportunidades, con respecto a que el juez señale lo antes posible presuntos responsables de este inédito drama local.
Aunque la incertidumbre todavía copa buena parte del territorio de esta causa, varios cabos empiezan a atarse. Es el caso de las ampollas de los lotes infectados (31.202 y 31.244, hasta donde se sabe), que hace sólo unos días se terminaron de registrar y recuperar en un 100%, informaron fuentes de la investigación.
En orden de mayor a menor según su distribución provincial, ahora se sabe que esas ampollas fueron a parar a las provincias de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Formosa y la Ciudad de Buenos Aires.
Sin embargo, la solidez de esa información contrasta con las estadísticas de letalidad de cada provincia; tan variopinta que permite deducir un subregistro de fallecidos en, por ejemplo, de Córdoba, la segunda provincia que más ampollas contaminadas recibió (más de 13.500), pero donde sólo se dos muertes se atribuyen -por ahora- al fentanilo.
Mientras se intentan llenar estas y otras lagunas de información, quienes conducen la investigación y los familiares de las víctimas confían en lo que saldrá de las dos pericias mencionadas.
En junio, este medio informó que, por pedido de la fiscalía, el Juzgado (que en este caso particular lleva adelante la investigación) había solicitado el apoyo de los peritos del cuerpo médico forense para responder al interrogante número uno de esta causa: si los pacientes de terapia intensiva en cuestión murieron efectivamente por las bacterias presentes en el fentanilo de HLB y Ramallo, y no por las enfermedades de base que, en primera instancia, los colocaron en las respectivas unidades de cuidado intensivo.
Rápidamente, los investigadores de ese cuerpo dieron la buena noticia de que, como alternativa a la autopsia (práctica que en muchos casos no se podía hacer porque muchos familiares habían llevado a cabo cremaciones de los cuerpos) había formas alternativas de dilucidar los causales de muerte. Por ejemplo, con muestras biológicas o con las historias clínicas a resguardo de los hospitales y clínicas involucrados.
Sin embargo, según se pudo averiguar hace varias semanas, hubo demoras en la designación desde la Corte de dos especialistas puntuales: un farmacéutico y un bioquímico, que debían integrar el peritaje de las muestras “caso por caso; paciente por paciente”, definieron fuentes de la investigación.
Con ese proceso mucho más avanzado, resta confirmar si el cuerpo médico forense emitirá informes separados o si será uno solo, con el detalle del “caso por caso” para cada fallecido.
Según información reservada a la que accedió este medio, no habrá una generalización sino un análisis particular y subjetivo, de lo que se desprende que mientras para algunas víctimas fatales puede ser “obvio” que murieron por las bacterias en el fentanilo, en otros casos, la falta de elementos de peso podría dar lugar conclusiones más borrosas.
Lo que es un hecho es que los peritos de la Corte no serán los responsables de emitir un juicio de valor sobre la generalidad de la situación a la que se vieron expuestas las víctimas. Será la Justicia la que evalúe, en base a las conclusiones periciales, si está alcanzado el “umbral probatorio necesario para vincular las muertes con este fenómeno o no”, usando las palabras de fuentes de la investigación.
Fentanilo: los peritajes del Malbrán y la ANMAT
El Instituto Malbrán debe emitir un segundo informe que es considerado clave, ya que podría impulsar que, algunos o todos los 24 sospechosos que la Justicia tiene bajo la mira, terminen imputados.
Es lo que muchos livianamente llaman “la pericia del batch record de HLB”, pero, ¿qué diferencias tiene con el informe del batch record que ya hizo Instituto Nacional de Medicamentos (INAME), uno de los tres institutos que depende a la ANMAT?
Ese informe, que Clarín repasó en detalle, fue fechado el 30 de mayo. Tal como está analizando el Malbrán, ese informe del INAME-Anmat consistió en una revisión del batch record; es decir, del conjunto de documentos donde el laboratorio debía asentar todo lo relativo a los distintos lotes de fentanilo: cada movimiento, cada nombre de quienes intervinieron en los procesos, los rótulos respectivos, los números identificatorios y, en definitiva, el paso a paso, en detalle, del proceso completo de fabricación hasta la finalización del producto.
Las de la ANMAT son ocho largas páginas absolutamente lapidarias, que inspeccionan el cumplimiento de las buenas prácticas de fabricación de los laboratorios cuestionados, según lo que consta en el batch record. Sería interminable detallar la cantidad de falencias, irregularidades, inconsistencias e incumplimientos detectados y reportados.
Lo interesante es que la pericia de la ANMAT, confirmaron fuentes de la Justicia a Clarín, hará bastante más que eso, ya que no sólo revisará la parte “formal” asentada en el llamado “batch” sino también, los documentos no formales de trabajo, que fueron tomados en los distintos allanamientos a los laboratorios.
De esa información anexa, lo más importante podría estar en los llamados cuadernos de microbiología, que deberían explicar o dar cuenta de por qué finalmente se consignó lo que se consignó (o se omitió lo que se omitió) en los documentos formales del batch record.
Dicho de otro modo, aunque tanto el Malbrán como la ANMAT orbitan en el Ministerio de Salud, la documentación de la que partieron para estas pericias fue completamente distinta.
Una vez que la Justicia tenga la pericia del Malbrán en sus manos, será el momento de emitir consideraciones centrales en relación a las conductas humanas involucradas. Primero que nada, si las fallas pudieron dar lugar a una contaminación o no. Y, en ese lugar, si hubo dolo o “negligencia” para que eso pase.
SC