Orden monetario al costo de desordenar la economía

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En un contexto de creciente incertidumbre financiera, el Gobierno realizó una licitación de deuda fuera del cronograma, este lunes, para intentar retirar pesos del mercado y contener la presión cambiaria., luego del pésimo resultado de la subasta del miércoles pasado. Si bien se lograron retirar más de 3,7 billones de pesos, quedó en evidencia que el equipo económico necesita tomar medidas cada vez más de urgencia para poder resolver el desorden monetario. Las tasas de interés empiezan a mostrar una volatilidad extrema y el desorden que genera esta situación podría tener fuerte impacto en la actividad de las empresas y llevar el mercvado interno al estancamiento.

El gobierno apuesta a mantener el tipo de cambio estable en el año electoral, aunque esto implique desorganizar todo el resto de las variables. En el detalle de la licitación de deuda de este lunes, se destacó que se adjudicaron 3,7 billones de pesos, con un único instrumento, y hubo una elevada aceptación por parte de los bancos. Fue una operación diseñada exclusivamente para reabsorber los pesos sobrantes de la licitación anterior, en la que sólo se había logrado renovar un 61 por ciento de los vencimientos.

“Esta licitación contribuye a completar el objetivo de absorción monetaria luego de la suba de encajes implementada por el Banco Central”, explicó el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. Sin embargo, lo que no dijo el funcionario es que esta colocación no fue producto de libre mercado sino que fue totalmente compulsiva.  

Las consultoras analizaron que el spread ofrecido en la colocación de deuda (1 por ciento sobre TAMAR) fue considerablemente más bajo que el de la licitación anterior (entre 6 y 7,5 por ciento). Se trata de una situación que refleja el carácter forzado de la colocación, y así todo implicó una tasa real que sigue muy elevada.

Como correlato de las operaciones de licitación de deuda fuera del cronograma, uno de los puntos que más llamó la atención fue la volatilidad extrema en algunas tasas de interés que maneja día a día el mercado. La tasa de caución a un día, que llegó a tocar picos del 65 por ciento en los días previos, se desplomó hasta un insólito 2,1 por ciento sobre el cierre de la rueda del lunes. El motivo fue que la liquidación de la licitación extraordinaria se realizará al día siguiente de la adjudicación (este martes), dejando a los bancos con un exceso de 5,8 billones de pesos por un día. Ese excedente se volcó al mercado de cauciones, derrumbando las tasas en cuestión de horas.

Algunos analistas remarcaron que este comportamiento refleja una clara “falta de previsibilidad” para las estrategias de fondeo. “El nuevo esquema de encajes diarios obligó a los bancos a modificar su operatoria, generando un excedente de pesos desde las 16.30 que se volcó al mercado”, señalaron. El cambio desde un sistema de encajes mensuales a uno diario no solo genera tensiones operativas, sino también incertidumbre en el costo del dinero.

El ancla cambiaria

Al margen de cualquier planteo, el Gobierno parece estar decidido a mantener el tipo de cambio planchado como una de sus principales apuestas en un año electoral. El dólar oficial mayorista cayó por undécima jornada consecutiva y cerró en 1293 pesos, con ventas que superaron los 452 millones de dólares. El minorista, en cambio, subió levemente. En contraste, el dólar blue escaló hasta los 1340, mientras que el MEP y el CCL se mantuvieron sin cambios relevantes.

En el mercado de futuros, los contratos se desarmaron junto a la baja de las tasas de caución, y algunos rendimientos esperados son negativos para los próximos meses. El mercado descuenta que el Gobierno seguirá interviniendo activamente para evitar una situación de sobresaltos en el frente cambiario.

Los inversores consideran que la lógica que empieza a reinar es de manual. En un contexto de expectativas frágiles y sin acceso a financiamiento externo, el Ejecutivo está dispuesto a utilizar todas las herramientas disponibles para mantener la estabilidad nominal del dólar. Aunque eso implique reacomodar los encajes, forzar licitaciones, y aceptar altísima volatilidad en las tasas de interés, es decir hacer una apretón monetario extremo que derrite la industria y la actividad productiva.

Uno de los principales problemas de fondo es que el desorden financiero empieza a permear a la economía real. La imprevisibilidad en las tasas de fondeo y los cambios súbitos en la regulación para las entidades financieras dificultan el otorgamiento de crédito y condiciona las decisiones de inversión. El sistema financiero se mueve a los tumbos, con entidades que deben recalibrar posiciones casi diariamente para cumplir con los nuevos requisitos y lidiar con la liquidez excedente.

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