Los televisores, como cualquier otro electrodoméstico, han avanzado muchísimo en materia tecnológica, sobre todo en estos últimos años. La imagen de los mismos, por lo tanto, han mejorado en los nuevos modelos, pero a veces esto no se nota. ¿Cómo mejorar este tema?
Realmente, si nunca ajustaste a tu gusto los colores, puede ser que estos no sean lo suficientemente vibrantes ni tengan la nitidez que esperabas. No te preocupes, con unos simples ajustes y algunos trucos puedes transformar tu experiencia visual.
Es importante que pienses en este tema por la optimización de la calidad de imagen. Cada televisor tiene ajustes predefinidos que pueden no ser los ideales para tu entorno o tus preferencias. Al configurar manualmente, puedes ajustar el brillo, contraste, nitidez, saturación y otros parámetros para lograr una imagen más realista, nítida y con colores vibrantes.
La iluminación de tu living, la distancia a la pantalla y el tipo de contenido que sueles ver influyen en la percepción de la imagen. Configurar los ajustes te permite adaptar la imagen a estas condiciones y evitar la fatiga visual. Una imagen bien configurada te brinda una experiencia de visualización más inmersiva y agradable, ya sea que estés viendo una película, jugando un videojuego o simplemente navegando por Internet.
Optimizar la calidad de imagen de tu televisor es un proceso sencillo que puede transformar tu experiencia visual. Más allá de los ajustes preestablecidos, porque la mayoría de los televisores vienen con modos de imagen preconfigurados como «Estándar», «Cine», «Fútbol» o «Dinámico», si bien estos ajustes pueden ser un buen punto de partida, no siempre ofrecen la mejor configuración para cada contenido y entorno. Debés explorar los ajustes manuales para personalizar la imagen según tus preferencias.
Lo primero para mirar será el brillo y contraste, dos ajustes fundamentales para lograr una imagen equilibrada. Un brillo excesivo puede lavar los colores, mientras que un contraste demasiado alto puede generar halos alrededor de los objetos. La nitidez es una pieza a ajustar, ya que aunque pueda parecer tentador aumentarla al máximo, esto puede generar que la imagen se vea más artificial. Ajustá la nitidez de forma gradual hasta encontrar el punto óptimo.
Algunos televisores inteligentes pueden controlar la llamada «temperatura» del color, que influye en la tonalidad de la imagen. Una temperatura más fría tiende a ser más azulada, mientras que una temperatura más cálida tiende a ser más rojiza. Experimentá con diferentes ajustes para encontrar el que más te guste. Prestale atención también al modo de la imagen. Muchos aparatos ofrecen modos de imagen específicos para diferentes tipos de contenido, como películas, deportes o juegos. Selecciona el modo que mejor se adapte a lo que estás viendo.
La calidad de la imagen también depende en gran medida de la fuente de señal. Asegurate de utilizar cables HDMI de alta calidad para conectar tu televisor a dispositivos externos como reproductores, consolas de videojuegos o decodificadores. Además, verifica que la resolución de salida de tus dispositivos esté configurada correctamente.
El entorno donde ubicaste tu televisor puede afectar significativamente la calidad de la imagen. Evita colocar el televisor frente a ventanas o fuentes de luz directas, ya que esto puede generar reflejos y reducir el contraste. Además, ajustá el brillo de la pantalla según la iluminación de la habitación.
Igualmente, la calidad de imagen no es el único factor a tener en cuenta ya que el sonido también juega un papel fundamental en la experiencia audiovisual a la hora de sentarse a ver la televisión, consumiendo cualquier tipo de contenido que este reproduzca. Si tu televisor no cuenta con un sistema de sonido integrado de calidad, puedes complementarlo con una barra de sonido o un sistema de home cinema para disfrutar de un sonido envolvente.