El éxito del cepo de Malasia: un camino que comenzó en Buenos Aires

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El exitoso modelo de control de capitales de Malasia durante la crisis financiera asiática de 1997-1998 ha sido estudiado durante mucho tiempo por economistas y estudiantes de economía de todo el mundo, en particular porque Malasia fue el único país que decidió no solicitar préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Sin embargo, pocos saben que esta historia de éxito en realidad comenzó en el Hotel Alvear Palace de Buenos Aires en 1997.

La crisis financiera asiática de 1997-1998 marcó un hito para muchas economías del este y sudeste asiático. Desencadenada por el desplome del baht tailandés en julio de 1997, la crisis se extendió rápidamente por toda la región, provocando depreciaciones monetarias masivas, el desplome de los mercados bursátiles y graves contracciones económicas. Si bien muchos países recurrieron al FMI en busca de ayuda y adoptaron las reformas estructurales prescritas por este, Malasia optó por un camino diferente, poco convencional y, en retrospectiva, notablemente eficaz.

En 1997, Malasia atravesaba una grave crisis económica y su moneda se había depreciado demasiado frente al dólar estadounidense

Recuerdo vívidamente esa época. Recién graduado, trabajaba como operador junior en una casa de bolsa de Malasia. Presencié de primera mano la drástica caída de la Bolsa de Valores de Kuala Lumpur (ahora conocida como Bursa Malaysia), que se desplomó desde unos 1.200 puntos, hasta un mínimo de 262.

La crisis se desata. A mediados de 1997, Malasia atravesaba una grave crisis económica. El ringgit malayo se había depreciado significativamente frente al dólar estadounidense, la bolsa había perdido casi la mitad de su valor y la confianza de los inversores se desplomaba. La cuenta de capital abierta del país la hacía vulnerable a la volatilidad de los flujos de capital a corto plazo, lo que agravó la crisis económica.

En septiembre de 1997, el entonces primer ministro malasio, Tun Dr. Mahathir Mohamad (quien cumple 100 años en julio), se encontraba de visita de trabajo en varios países latinoamericanos, entre ellos Cuba, Chile y Argentina. Durante este período, el ringgit malasio se encontraba bajo una enorme presión y se requerían medidas urgentes para diseñar una estrategia que estabilizara la economía.

Reconociendo la gravedad de la situación, el Dr. Mahathir dio instrucciones a sus funcionarios para que se comunicaran urgentemente con uno de los principales economistas y expertos en divisas de Malasia, Tan Sri Nor Mohamed Yakcop, solicitando que se reuniera con el primer ministro en Buenos Aires, donde el Dr. Mahathir tenía previsto llegar el 2 de octubre de 1997.

A Nor Mohamed se le aconsejó llegar a la capital un día antes. Afortunadamente, en ese momento, Malaysia Airlines operaba un vuelo directo dos veces por semana desde Kuala Lumpur a Buenos Aires, vía Johannesburgo y Ciudad del Cabo. Gracias a esto, Nor Mohamed llegó con éxito a Argentina el 1° de octubre de 1997, justo un día antes que el primer ministro.

Durante su visita de trabajo a Argentina, el primer ministro y la delegación malasia se alojaron en el Hotel Alvear Palace. A su llegada, el Dr. Mahathir solicitó a Nor Mohamed que lo visitara en su suite.

En la reunión, el Dr. Mahathir solicitó a Nor Mohamed que explicara las causas fundamentales de la crisis financiera y el funcionamiento real del mercado cambiario. Nor Mohamed procedió a informarle sobre el funcionamiento del sistema cambiario global y la interrelación entre los mercados de divisas y de valores.

La reunión en la suite duró aproximadamente dos horas, durante las cuales el Dr. Mahathir habló muy poco, solo hizo una o dos preguntas y escuchó atentamente. La discusión finalizó cuando el primer ministro tuvo que prepararse para una cena oficial con el entonces presidente argentino, Carlos Menem.

Antes de partir, le preguntó a Nor Mohamed sobre sus planes para la noche. Cuando Nor Mohamed respondió que él también había sido invitado a la cena, el Dr. Mahathir le pidió que no fuera y que, en su lugar, dedicara la noche a anotar todos los puntos claves tratados durante su reunión de dos horas, ya que deseaba repasarlos con más detalle durante el desayuno del día siguiente.

Nor Mohamed dedicó toda la tarde a preparar el informe y lo presentó al primer ministro esa misma noche. A la mañana siguiente, el Dr. Mahathir mencionó que había leído el informe y que ahora comprendía claramente lo que ocurría en los mercados financieros. Posteriormente, procedieron a debatir diversas opciones y estrategias para abordar la crisis, incluyendo la posible implementación de controles de capital.

La historia de la superación exitosa de la crisis financiera de Malasia conlleva una conexión con la Argentina que es única

Implementación de controles de capital. A su regreso de Buenos Aires, el Dr. Mahathir y Nor Mohamed mantuvieron reuniones periódicas en Kuala Lumpur. Reconociendo la necesidad de una acción rápida y coordinada para abordar la creciente crisis financiera, el primer ministro consideró crucial establecer un comité especial para supervisar y responder eficazmente a la situación.

El 20 de noviembre de 1997, el Dr. Mahathir anunció la formación del Consejo Nacional de Acción Económica (NEAC), un comité especial encargado específicamente de monitorear la evolución de la crisis financiera y formular respuestas estratégicas para salvaguardar la economía de la nación.

Luego, el 1° de septiembre de 1998, el gobierno de Malasia tomó una medida audaz y decisiva al imponer controles de capital.

Los componentes claves de la estrategia de control de capital de Malasia fueron los siguientes:

1. Fijación del tipo de cambio.

El ringgit malayo se fijó en RM3.80 por dólar para brindar estabilidad y previsibilidad inmediatas al valor de la moneda. Esta medida eliminó los ataques especulativos contra el ringgit y contribuyó a restablecer la confianza de los inversores y las empresas.

2. Estímulo macroeconómico

En contraste con las medidas de austeridad prescritas por el FMI en otros países afectados, Malasia redujo las tasas de interés para alentar el endeudamiento interno y estimular la inversión.

3. Bloqueo del comercio de ringgit en el extranjero.

Se prohibió el comercio de ringgit en el extranjero para frenar la especulación cambiaria en mercados no regulados. Todo ringgit depositado fuera de Malasia debía ser repatriado dentro de un plazo específico.

4. Restricciones a las salidas de capital.

Se impusieron controles al capital de cartera, incluyendo un período inicial de retención de un año para la repatriación de capital. Esto fue posteriormente reemplazado por un sistema de tasas de salida más flexible para garantizar una transición más fluida y controlada.

5. Libertad para las transacciones en cuenta corriente.

Los pagos relacionados con el comercio y la inversión extranjera directa (IED) quedaron exentos de restricciones. Esto garantizó la continuidad del comercio exterior y las actividades económicas de Malasia, minimizando las perturbaciones en la economía real.

Estrategia exitosa.

1. Estabilizó el ringgit y la economía.

El tipo de cambio fijo trajo estabilidad monetaria, eliminando la incertidumbre para los inversores y las empresas. Permitió al banco central recuperar el control total de la política monetaria.

2. Preservación de la soberanía y evitó la austeridad del FMI.

Una de las razones por las que Malasia rechazó el paquete de rescate del FMI fue el deseo del gobierno de mantener el control total sobre su política económica y evitar las dolorosas medidas de austeridad que habían exacerbado las crisis en los países vecinos. A diferencia del enfoque típico del FMI, que a menudo implica subir las tasas de interés, el gobierno malasio optó por bajarlas. Esta decisión poco ortodoxa resultó ser muy eficaz, ya que estimuló la actividad económica interna y apoyó la recuperación en sectores claves como la manufactura y la construcción. Como resultado, Malasia logró evitar una recesión prolongada. Si bien el producto interno bruto se contrajo un 7,4 por ciento en 1998, la economía repuntó con fuerza con un crecimiento del 6,1 por ciento en 1999, un claro testimonio del éxito de su estrategia alternativa.

3. Previno la fuga de capitales y la especulación.

Al detener el comercio internacional del ringgit e imponer restricciones de capital, Malasia bloqueó eficazmente todos los canales que previamente habían facilitado la rápida salida de capitales. Esto permitió al país estabilizar su sistema financiero y reconstruir sus reservas de divisas.

4. Mantenimiento de los flujos comerciales y de IED

Al permitir que continuaran los flujos comerciales y de IED, Malasia mantuvo activos sus sectores productivos, garantizando los ingresos de exportación y la conservación del empleo.

5. Sólidos fundamentos económicos

Otro factor clave detrás del éxito de la estrategia de Malasia fueron los sólidos fundamentos económicos del país.

Cabe mencionar que, a finales de 1996, antes del estallido de la crisis, las reservas de divisas de Malasia ascendían a aproximadamente 27 mil millones de dólares estadounidenses, equivalentes a unos 6,7 meses de cobertura de importaciones, lo que reflejaba una posición relativamente sólida. Sin embargo, a medida que la crisis se agravó, las reservas se vieron sometidas a una intensa presión.

Para cuando se impusieron los controles de capital el 1° de septiembre de 1998, las reservas habían caído a unos 20.200 millones de dólares estadounidenses, lo que cubría solo 3,8 meses de importaciones. Tras la implementación de los controles de capital y la fijación del tipo de cambio del ringgit a 3,80 por dólar estadounidense, las reservas comenzaron a recuperarse.

Para el 15 de octubre de 1998, habían ascendido a 22.600 millones de dólares (4,3 meses de cobertura de importaciones), lo que representa un incremento de 2.400 millones de dólares con respecto a agosto. Esta recuperación se debió en gran medida a la reducción de las salidas de capital y a la mejora del desempeño comercial.

A finales de 1998, las reservas habían ascendido a aproximadamente 26.200 millones de dólares, ya que los controles habían estabilizado la economía y se habían fortalecido los ingresos por exportaciones.

En cuanto a la inflación, la crisis provocó un fuerte aumento, alcanzando el 5,3% en 1998, frente al 2,7% de 1997. Sin embargo, la situación se estabilizó rápidamente. La inflación retrocedió a 2,7% en 1999 y volvió a descender al 1,6% en 2000.

A diferencia del enfoque típico del FMI, el gobierno de Malasia optó por bajar las tasas de interés en lugar de subirlas

Estos indicadores económicos demuestran claramente que la estrategia de control de capital de Malasia no solo fue eficaz, sino también decisiva para garantizar la resiliencia y la recuperación de la economía nacional durante una de las crisis financieras más graves de la historia moderna.

Conclusión. En mi opinión, los controles de capital no son intrínsecamente buenos o malos, pero son herramientas que pueden ser muy eficaces cuando se utilizan correcta y sabiamente.

Cuando Malasia impuso controles de capital el 1° de septiembre de 1998, la decisión suscitó fuertes críticas. Aún recuerdo haber leído un artículo en una revista internacional que describía a Malasia como una nación que había entrado en “territorio inexplorado, tomando un camino sin precedentes que desafiaba las normas de la arquitectura financiera global”. Los críticos advirtieron que la respuesta poco ortodoxa de Malasia podría desencadenar una catástrofe económica, no solo para Malasia, sino para toda la región.

Sin embargo, la historia demostró lo contrario. Las audaces medidas no solo permitieron a Malasia recuperar el control de su economía, sino que también contribuyeron a una rápida recuperación con efectos colaterales positivos en toda la región.

De hecho, Malasia flexibilizó gradualmente los controles a partir de 1999, sustituyendo la regla de tenencia de doce meses por un impuesto de salida progresivo (por ejemplo, del 30% para los fondos mantenidos menos de un año, reducido al 10% en 2000). La liberalización total se logró finalmente en 2005.

El éxito de Malasia pone de relieve la importancia de la credibilidad política, la claridad de propósito y la estrategia de salida en el uso de los controles de capital. Demostró que, en circunstancias excepcionales, los controles de capital pueden formar parte de una combinación pragmática de políticas que incluya flexibilización monetaria, estímulo fiscal y coordinación institucional. Malasia triunfó no rechazando la globalización, sino frenando temporalmente sus vulnerabilidades, lo que le dio al país el margen para recalibrar y recuperarse a su propio ritmo.

Además, la experiencia de Malasia también contribuyó a una reevaluación más amplia de las políticas del FMI y a una creciente aceptación de las medidas de gestión de los flujos de capital por parte de instituciones como el FMI y el Banco Mundial en los años posteriores.

Desde una perspectiva más amplia, Malasia y Argentina comparten más que solo vínculos históricos. No solo nuestras icónicas Torres Petronas fueron diseñadas por el arquitecto tucumano César Pelli, sino que la historia de la exitosa superación de Malasia durante la crisis financiera también conlleva una conexión argentina única.

¡Después de todo, el audaz viaje comenzó en Buenos Aires!

* Embajador de Malasia en Argentina, Paraguay y Uruguay. Fue becario Chevening (2003-2004) y exalumno del Programa de Servicio Exterior de la Universidad de Oxford (Lincoln College).

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