Aquella mala idea de Kirchner, poné a Francella y los dos vices que rechazó Cristina

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Al final, todos moderados

A medida que se acercan las elecciones retroceden los mercaderes de la polarización. Es esperable porque hacer política es construir mayorías, producto que solo se consigue mediante acuerdos. El tiempo electoral reflota la noción de que hacer política es tirar al centro. Lo entienden la dos coaliciones que se vuelven a enfrentar este año.

El peronismo tensa sus relaciones entre la ortodoxia del peronismo del interior y el extremismo personalista del peronismo del AMBA controlado por el cristinismo, pero arranca la campaña con un moderado como Jorge Taiana como cabeza de la lista de diputados nacionales en el distrito más grande de la Argentina.

El no pejotismo, para darle un rótulo al electorado que hasta 2023 se sindicó en Juntos por el Cambio, se viste de mileísmo y también convoca a conservadores -los postulantes a senador@s por CABA Patricia Bullrich y Agustín Monteverde, socio del Jockey Club- van a la cabeza de ese batallón militante. Tampoco Alejandro Fargosi es el “Che” Guevara.

Cuando se trata de construir mayorías, es suicida proponer las melodías de Hamelin que llevan a las tribus al abismo. La política es un negocio de representación, no de vanguardias iluminadas que arrastran a multitudes. Lo importante para un candidato no es saber y mostrar qué representa, sino saber a quién representa.

El crimen no paga

Cuando hay que disputar el favor popular, los polarizadores ponen en pausa la centrifugadora y se entregan a las rutinas de la formalidad republicana. Se esfuerzan para adaptarse a ese corsé del que sacan ventaja con la incursión en malversaciones de la legitimidad como las candidaturas testimoniales y el nepotismo, modas de este turno.

Un gobierno que se dice antiestatista, agobia cada día con más Estado, poniendo a familiares, amigos, amantes y alquilones al amparo del presupuesto. Es el país que resiste y sobrevive a los hermanos Milei, Adorni y Benegas Lynch, a la familia Kirchner -madre, hijo, cuñada-, los primos Macri y los primos Menem.

La política ha pasado del salón Bar y Billares al Salón Familias, según la división de los boliches de antaño. Cumplir con las normas a reglamento es una avivada que se paga. En 2009 el peronismo echó mano de un adelantamiento de las elecciones y de las candidaturas testimoniales en Buenos Aires.

Fue idea de Néstor Kirchner, que se puso a la cabeza de la lista de candidatos a diputados nacionales por Buenos Aires junto a Daniel Scioli y Sergio Massa. Creyeron que el mundo era plano y que el público les iba a prorrogar el crédito de la elección del 2007.

Perdieron mal ante Francisco de Narváez, fugaz aficionado al oficio que entendió que se trata de representar y no de arrastrar, y les pasó con el chango por encima. El crimen no paga.

Guerra de temperamentos

El consenso es lo que explica que las elecciones de octubre no planteen ningún debate ideológico. Es una compulsa de las fuerzas políticas que integraron las dos coaliciones de la última década para representar a los dos electorados que hasta 2023 han mantenido su unidad.

Lo que fue Juntos por el Cambio es disputado por La Libertad Avanza, que les cede posiciones a sus dirigentes a cambio de gobernabilidad. El peronismo y sus aliados, que sacaron el 44% de los votos en el balotaje presidencial de 2023, ha resignado todos los internismos con tal de aferrarse a la representación de su electorado histórico.

Cada sector trata de sostener el voto que lo respaldó hasta ahora y hace pocos esfuerzos para quitárselos a los adversarios. Por eso la campaña necesita extremar los recursos dialécticos que alimentan la diferenciación y el uso de lemas que prometen la aniquilación del otro. Fentanilo vs. Libra.

El uso del «Nunca más» en una pancarta del mileísmo es un ejemplo claro de la estrategia. Del mismo modo, la campaña concentra la puja en los atributos personales de los dirigentes, como la «convicción», la «transparencia» hasta el límite de lo absurdo, o la promesa de Milei de que lo van a sacar, cual Salvador Allende en La Moneda, «con los pies para adelante».

No suele ser ése el final de un moderado. La elección del filme “Homo Argentum” como libreto de campaña es una tentación para la farándula. Aprovechar la relación con el poder ha sido la tumba fáustica de muchos. Que se cuide el actor Francella, que tiene un rol moderado como opinador en materia política, para no terminar señalado como un “simio del poder”.

Así llamó Klaus Mann al personaje de su novela Mefisto, que narra la historia de un actor que hace fama bajo el régimen totalitario de Alemania. De paso, ya hay debates en el Conicet sobre si es “Argentum “o “Argentus”: “Es Argentus – me sopla un latinista -, como en Homo Romanus, Es nominativo. Pero la película se llama Homo Argentum, como si fuera acusativo-objeto directo.” Además, Francella ya era famoso antes de Milei. ¿Para qué arriesgar tanto?

El error con Alberto Fernández

Axel Kicillof delegó en Cristina de Kirchner la integración final de candidatos a legisladores por el peronismo del AMBA, pero ganó la batalla al proponer, con éxito, al excanciller Jorge Taiana como cabeza de la lista de diputados nacionales. Es una opción por la línea moderada entre las tres alternativas por las que transcurría el debate del cual se salió Axel al decirle a su entorno “Basta. Que decida ella”.

Taiana, como Felipe Solá, rodaron como alternativas centristas en un debate anterior. A estos dos nombres los tuvo Cristina en la mesa para encabezar en 2019 la fórmula presidencial, con ella de vice, por el PJ. En otra decisión de la que se arrepiente, se quedó con la ancha avenida del medio y optó por Alberto Fernández. Otra vez sapo.

No extraña que prosperase esta vez en Cristina la sugerencia de Taiana candidato que le acercó Axel. Un moderado evita volcar la lista al cristinismo extremo (Máximo o Mayra Mendoza), ni a la batalla por la sucesión de Axel (el pilarense Federico de Achával).

Taiana es cercano al Instituto Patria. Pero tiene un perfil de moderado y una militancia peronista, que incluye una cárcel larga bajo el régimen militar, además de su linaje, que incluye ser el hijo del médico de Juan Perón.

La sombra del convento

El intendente de La Plata y estratego de Axel, Julio Alak, propuso la oportunidad de un hombre como Taiana para representar al peronismo moderado. Por ese lado llegó a la mesa de decisiones que compartió Cristina el jueves con José Mayans, presidente interino del PJ, en su reclusión hogareña de San José 1111. También figuró en esas charlas el nombre del ex gobernador Felipe Solá.

Jorge Taiana con Julio Alak, en un acto que organizó el obispo Carrara en La Plata.

Horas antes de la decisión, Taiana estuvo en La Plata junto a Alak en un acto que organizó el arzobispo Gustavo Carrara para publicitar la encíclica Fratelli Tutti. Se sentó en la primera fila junto al intendente de La Plata, la ministra Cristina Álvarez Rodríguez y el anfitrión. También estaba presente el ex arzobispo de San Isidro y ex titular de la conferencia de obispos, Oscar Ojea.

Se trataba de un panel que coordinaba la periodista Bernarda Llorente, esposa de Taiana. En el panel estaba, entre otros, la teóloga Emilce Cuda con Marcelo Figueroa -dos de las personas de más intimidad con el fallecido papa Bergoglio y con funciones en el Vaticano-. Cuda está en la Comisión Pontificia para América Latina. Fernández es un pastor evangélico que actuó como editor del Osservatore Romano.

Una señal hacia la Iglesia

Taiana visitó junto a Llorente al papa Francisco poco antes de su muerte. Quienes ven bajo el agua creen que alguna de las fuerzas del cielo pudo inspirar la decisión de Cristina -las hay de todos los sabores-. La expresidente conoce la importancia que tiene la Iglesia en momentos electorales. No consta que ese día se entrevistase con Alex.

El gobernador gana con esta decisión una segunda batalla a Cristina. La primera fue la anticipación de las elecciones provinciales. La elección de Taiana pone en la cancha un candidato que va a actuar como embrague en las elecciones de setiembre y de octubre. En esta puja perdió el sector cristinista extremo que buscó instalar como lema de campaña “Cristina libre”, un riesgo alto para su futuro judicial.

Si el peronismo pierde las elecciones en Buenos Aires, el 7 de septiembre o el 26 de octubre, sus adversarios entonarán el argumento de que el pueblo de Buenos Aires la quiere a Cristina presa, un infierno bajo techo. Evitar esa eventualidad moderó los extremos del casting de candidatos para el cierre de candidaturas del domingo.

Taiana es incuestionable en este tema. Hace algunos días participó en Brasil en una convención del PT, y expuso ahí los argumentos en favor de la inocencia de ella.

La aventura porteña de Grabois

El acuerdo en torno a las listas del AMBA incluye a Juan Grabois y a Alejandra Miño, extitular de FISU -fondo de inversiones para obras de la ley de villas-. En CABA encabeza la lista del PJ el economista y actual diputado Itaí Hagman, del sector Grabois.

La decisión consagra el acuerdo con el cristinismo, pero también pone a Grabois a la cabeza de la campaña electoral en un distrito en donde registra buenas marcas de adhesión, en particular entre el electorado joven y también en los sectores más pobres, adonde el mileísmo presume de tener llegada.

El diputado Itaí Hagman encabezará la lista de Fuerza Patria en CABA.

Las organizaciones de la economía popular tienen arraigo en la CABA, por eso fueron auspiciadas por los gobierno de Macri y Larreta entre 2007 y 2023. Ni qué decir del rol que tiene Grabois en una demografía oculta, y que se expresa poco, que se identifica en la figura del papa Bergoglio.

En estas elecciones se probará con quién tiene más identificación ese segmento. En mayo pasado ese voto no respaldó al vocero de Milei Manuel Adorni. El peronismo cree que ese llamador que es Hagman mejora la oferta del peronismo, y pone en compromiso la confianza del oficialismo en la candidatura de Patricia Bullrich.

En 2023 el público mayoritario del distrito, identificado con Cambiemos, dejó a Patricia afuera del balotaje. Ese mismo público, que integran sectores del PRO, el radicalismo, la Coalición Cívica, el estudiantado, los gremios, médicos, etc., se retiró del voto el 18 de mayo pasado al no tener una alternativa que representara.

No fueron detrás de Adorni, pero tampoco hicieron ganar a Silvia Lospennato ni a Horacio Rodríguez Larreta: alimentaron una abstención que fue récord en el distrito. Es un electorado huérfano a diez días de iniciarse la campaña electoral.

La utopía del centrismo

La búsqueda del centro es una utopía -otra- de la burguesía argentina. En 2002 los gobernadores le propusieron a Eduardo Duhalde “Los 14 puntos” para la salida de la crisis con un conjunto de medidas que parece un borrador del Pacto de Mayo.

Las dos agendas siguen incumplidas, no porque expresen extremos polarizantes. Es porque con gobiernos débiles, asegurar la gobernabilidad se convierte en un objetivo más importante que los mandatos y programas.

Para ilustrar ese consenso entre agendas basta con recordar que se coincidieron en torno a una economía sin inflación, un estado más chico, con apertura al mundo, menos regulado en materia laboral y fiscal y con equilibrio macroeconómico. Ese consenso ocupó una buena parte del primer documento que firmó Cristina de Kirchner en febrero de 2024, a pocos meses de haber comenzado Milei su gestión.

En ese escrito titulado “Argentina en su tercera crisis de deuda. Cuadro de situación”, cierra sus quejas antimileístas con la propuesta de reformas en el mismo sentido de Los 14 puntos de 2012 y el Pacto de Mayo de 2024. Ella, que gobernó 16 de los últimos 22 años sin avanzar en ninguna de esas reformas, propuso desde el llano una agenda centrista.

Recordando sin ira

Juan Carlos Romero, vocero de aquellos 14 Puntos recordó, acerca el documento x abril de 2002: «La verdad que esa idea mía de plantear algo razonable y civilizado -me dice-, la elaboramos, en el fin de semana previo a la reunión de crisis con Duhalde y gobernadores, con mi gente en Salta, incluido mi fallecido operador Angel Torres. No era un programa económico sino político».

«Lo pulimos luego del debate -sigue-, con Aníbal Fernández en la compu y yo dictando el texto final. Ahí evitamos que aparezca ese extraño economista que vaya a saber de dónde sacó Duhalde (Daniel Carbonetto, ex asesor de Alan García en Perú). Hicimos la gestión por Carlos Melconian, el eterno posible ministro. Finalmente, Duhalde eligió a Lavagna, creemos que después de cerrar con Alfonsín. Como se ve, pura política, cosa que no saben los economistas y se ve claramente en estos tiempos.»

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